Lo entiendo

Sé que en tu mente 

no entra dejarla.  

Pero quiero que sepas,

que lo entiendo. 


Cada vez que pisa una habitación,

contigo de la mano,

es como si los rayos del sol

se colasen por las nubes

hasta un punto concreto en las montañas.

Con sus cimas brillantes, 

por la nieve ya caída,

que se resiste a despegarse 

de la cómoda roca. 


Ese polvo blanco, 

va desapareciendo de ti,

como si nunca te hubiese tocado,

como si nunca hubiese existido.

Las tormentas del pasado, 

mi amor.

Pero el de ella, 

llega de nuevo 

y derrite todo rastro 

de mí, 

en ti. 


Quiero que sepas, 

que lo entiendo. 


Yo nunca seré ella.

Mi pelo no cae por mis hombros

con esa gracia, 

y mi risa no llena bailes ni copas.

Mis manos no son tan suaves, 

y no hay futuro

en nuestros planes. 

¿Hay siquiera planes, amor?


A mí me persigue el caos,

incluso aunque no siempre quiero

que así sea. 

Con facilidad me ofrecen

mecheros, 

cada noche, 

a la salida de los bares.

He nacido para ser la otra mujer, 

y quiero que sepas, 

que lo entiendo. 


Esto, 

lo nuestro, 

es tan temporal como el invierno, 

puede que tan usual como él.

Nos veremos y besaremos. 

Reproduciré tu voz

en mi oído, 

todos y cada uno de los días

de mi vida.  

Las mismas palabras

que le pertenecen a ella,

pero que esta noche, 

son mías.

Cerraré los ojos, 

y reviviré el mapa

que tú mismo dibujaste.

Y cada año, 

serás parte de mi estación.

¿Cómo algo tan frío

puede hacerme sentir 

en el más cálido de los lugares?


He nacido para ser la otra mujer, 

al igual que he nacido para ser tuya. 

Pero no la dejarás, 

no quiero que lo hagas, 

jamás estaré a su altura. 

Y quiero que sepas, 

que lo entiendo. 




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