Prelude in E-Minor (op.28,no.4)
Como un tren de solo ida a París,
como un café solitario y envejecido,
como un nocturno de Chopin,
que parece estar interpretado por los dedos infinitos del alma,
eso es lo que siento al mirarle.
Como los cuadros de Van Gogh,
que debo admirar en la lejanía,
incapaz de tocarlos,
sus labios.
Noches de vigilia,
su voz grave, en la lejanía,
nunca pronuncia mi nombre.
Como la más lenta de las torturas,
como un aire que ahoga,
como la vida sin música,
eso es lo que siento al quererle.
como un café solitario y envejecido,
como un nocturno de Chopin,
que parece estar interpretado por los dedos infinitos del alma,
eso es lo que siento al mirarle.
Como los cuadros de Van Gogh,
que debo admirar en la lejanía,
incapaz de tocarlos,
sus labios.
Noches de vigilia,
su voz grave, en la lejanía,
nunca pronuncia mi nombre.
Como la más lenta de las torturas,
como un aire que ahoga,
como la vida sin música,
eso es lo que siento al quererle.
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